N.º 032, Ab 5691 (Jul-Ago 1930) > P06
Primeira Página Página Anterior Diminuir imagem Imagem a 100% Aumentar imagem Próxima Página Última Página

Ha-Lapid הלפיד


N.º 032, Ab 5691 (Jul-Ago 1930)







fechar




 6                 HA-LAPID
====================================================

Não é sem mistério que os Cristãos estabeleceram
dogmas tam pouco prováveis e tam o opostos à ra-
zão, ao bom senso e à verosimelhança. Os Judeus
mais ignorantes e menos ligados à sua religião nunca
se deixarão persuadir de seguir um culto tam absur-
do como o dos pagãos em relação a Saturno, Jupiter,
Juno, Cibele, etc. Verdade é que os que quízeram
adorar a serpente por causa do poder que ela teve
seduzindo a primeira melher podem tambem solo este
aspecto adorar Jesus Cristo havendo como há entre
estes dois seres uma semelhança fatal, porque am-
bos causaram neste mundo males mais ou menos se-
melhantes e igualmente funestos.

    (Continua).

                      OROBIO DE CASTRO.
                 Judeu bragançano do seculo XVII

                 o o o

Terra de Israel

O importante diario espanhol "El Sol"
publicou um artigo sobre a Palestina, do
qual extratamos o seguinte:

Si se tratara de un pedazo de tierra árabe más
fértil; si aqui corrieran a raudales la lecha y la miel,
se comprenderia mejor la resistencia de los árabes;
pero em Palestina no corre ni el agua siquierera; es
un país de tierra dura y pedregosa, de la cual sólo se
puede obtener producto después de un derroche de
esfuerzos, arte y oro. Con dinero y energia han de-
sarrollado aqui los judios una labor más importante
y beneficiosa que los árabes en cien años.

Cualquier extranjero que viaje hoy por el pais
comprenderá inmediatamente dónde terminan las co-
lonias judias. En ellas pastan las mejores vacas ho-
landeses, hay grandes terrenos higienizados e dedi-
cados a la avicultura. En el centro del valle del Emek
hay instalada una escuela de agricultura, donde
aprendeu por la noches las muchachas teoricamente
lo que han praticado durante el dia: plantar, segar y
abonar la tierra. Por doquier se ven campos enteros
dedicados al cultivo de verduras. En donde se cultiva
el trigo trabajan máquinas alemanas o norteameri-
para arar el suelo de uma manera racional, en tanto
que donde comienza el campo árabe, los "fellahs"
condcen um arado primitivo tirado por un par de bú-
falos, y se hacen las labores pesadamente. De igual
manera debia de trabajarse el campo en tiempos de
Jesuscristo.

A lo largo de la costa existen tambien colonías
judias rodeadas de bosques de naranjos. Las naranjas
y los plátanos que se cultivan aqui segun los siste-
mas experimentados como mejores en otras colonias
suntropícales son embalados y embarcados para su
exportación. Actualmente la producción de estas fru-
tas se eleva a dos millones de cajas, con un valor
aproximado de un millón de libras esterlinas por año,
cifra que no hace mucho tiempo se hubiera conside-
rado inaccesible.

Al mismo tiempo, tras larga experiencia, se ha
comprobado que la agricultura extensiva no tiene



buenos resultados, y por lo tanto, es incapaz de com-
petir con el Extranjero, ya que aqui no es posible
obtener de una hectarea más de 600 kilos de trigo
esto es, la cuarta parte del que en igual terreno se
obtiene em Alemania, y todavia menos del que al-
canza el Canadá. Por ello se ha abandonado el culti-
vo del trigo para dedicarse cada vez más de lleno a
la agricultura intensiva, utilizando los métodos más
perfeccionados.

Como todo esto no es facil de improvisar en un
abrir y cerrar de ojos, se explica facilmente el ms
humor de los árabes al ver que otros en su proprio
terreno hacen las cosas mejor. Lo mismo los indivi-
duos que las colectividades pierden la serenidade
cuando se sienten superados, y asi, el árabe rico, que
viaje subiendo y bajando montanas por carreteras de
primer orden, no quiere hacerse a la idea de que to-
do el florecimiento de este pais se debe al dinero de
los judios, los cuales han dirigido sus miradas hacia
esta costa y cruzado los mares casi exclusivamente
por razones morales, por sentimientos de cariño a 1a
antigua, casi olvidada y ahora renaciente patria, para
emplear aqui una buena parte de sus ingressos y de
sus herencias.

"Los judias nos están expropriando" es frase que
se lee constantemente em la Prensa árabe: pero el
gran terrateniente mahometano, que desde hace cien-
tos de anos lleva una vida espléndida en Beirut o
Alejandria como consecuencia de las pinges rentas
que le producen sus tierras de Palestina-como antes
los príncipes y grandes duques rusos en Petrogrado y
en Paris-ha vendido sus terrenos voluntariamente a
los judios a precíos elevadissimos, aprovechando, na-
turaimente, el hecho insólito de que se haya presen-
tado un comprador.

Se mantiene aqui todavia un viejo sistema de
arrendamiento, cuyo origen tuvo lugar en la época
dela dominación turca, y que esclaviza a los "fel-
lahs" pobres.

A éstos se les hacen prestamos con intereses
usuraríos, que poco a poco los encadenan en la escla-
vitud. Puede decirse, port tanto, que el "fellah" po-
bre no ha sido expropriado pur los judios, sino por
su proprio senor que, al vender el terreno lo dejó sin
patria. Si el gran terrateniente árabe nu hubiera
realizado un gran negocio no habría quedado desam-
parado su hermano de raza. Sin embargo, los árabes
ricos siguen empleando al "fellah" como instrumen-
to contra los judios.

Estos, en previsíón de discusiones y procesos,
entregan a cada "felah" pobre expropriado una can-
tidad que oscila entre treinta y cincuenta libras con
el fin de que pueda arrendar otro pedazo de tierra.
Son muchos los "felahs" sin trabajo que esperan con
los brazos cruzados el liberador dinero judio. Algu-
nos de estos campesinos vendeu la mitad de su ter-
reno a los judíos, y con el dinero asi adquirido
aprendeu a cultivar al eampo según los nuevos méto-
dos introducidos por aquéllos.

He visto algunas granjas árabes en Jaffa y pude
determinar immediatamente la beneficiosa y racional
influencia de los judios.

Si se dice esto a los árabes replican que no es
un arte el trabalar sin beneficio, como hacen los ju-
dios, a quienes costaba mil libras cada colono. No
obstante, de las cuarenta colonias judias fundadas re-
cientemonte, diez se han independizado ya económi-
camente, y por lo tanto no cuestan nada. Esto en-
primer lugar. En segundo, en las colonias inglesas


 
Ha-Lapid_ano04-n032_06-Ab_5691_Jul-Ago_1930.png [186 KB]
Primeira Página Página Anterior Diminuir imagem Imagem a 100% Aumentar imagem Próxima Página Última Página