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Ha-Lapid הלפיד


N.º 053, Shebat 5693 (Fev 1933)







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                   HA-LAPID                   6
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ranzadas en Dias, vivid atentamente. Y a vosotros
advertimos que ninguna debe faltar esta ley, verbal-
mente ni por escrito, ni darle ningun favor, ni debajo
de techo estar can el, ni permanecer en su vecindad
y nadie lea un libro de sus líbros, ni los que ha es-
crito, ni los que escribiera".

          La obra de Spinoza

Después de su excomunión --refiere su bió-
grafo Otto Balusch-Spinoza, entregado a
sus proprios recursos, llevó en diferentes
lugares una vida retirada, consagrada al
estudio. Ganaba el sustente, preferentemente,
dando lecciones particulares y también pu-
liendo cristales ópticos, ocupación que era
entonces favorita entre los hombres educa-
dos en la nueva ciencia natural y que el
mismo Descartes cultivó en ocasiones. Más
tarde. Jean de Witt le asignó una pequena
pención del Estado, suficiente para sus mo-
destas necesidades. Vivió así "contento con
poca cosa”, y sus únicos gastos considera-
bles eran para adquirir libos de precio.

El ano 1660 abandonó Amsterdam, su
ciudad natal, y se trasladó al pueblo de
Rijnsburgo, cerca de Leiden, con objecto de
poder entregarse sin estorbos a sus trabajos
científicos. Allí escribió el primero esbozo,
todavia muy tosco, de su filosofia, el deno-
minado Tractatus brevis, y lo hizo circular
entre sus amigos de Amsterdam. Pensaba
dejarlo listo en seguida para la impresión
y publicarlo junto con una introdusción,
conservada hoy como fragmento del Trata-
tus de intellectus emendationes, le atrajo la
idea de dar forma geométrica a su sistema
y suspendió entre tanto la publicación. Por
motivos externos editó entonces una expo-
sición geométrica de la doctrína cartesiana,
exposición llevada a cabo para fines didác-
ticos, a la que hizo seguir un apêndice, com-
puesto con igual fin, donde, bajo el título
de Cogiata metaphysica, explicaba los con-
ceptos fundamentales de la ontologia desde
el punto de vista de la neoescolástica car-
tesiana. Fué este criterio el que le procuró
en el ano 1673 una honrosa llamada a la
Universidad de Heidelberg, Ilamaminto que
hubo de declinar para no perder el reposo
indíspensable a su actividad científica. Se
le respetaba, en efecto, la líberdad de filo-
sofar, pero se esperaba de él que "no haría
mal uso de esa liberdad".

En el uno 1663 trasladó su residencia a
Voorburg, cerca de La Haya, donde ganó
la amistad de Jean de Witt, el gran hombre



de Estado holandês, dueno entonces del
poder. El Tractus theologico politicus debe
considerarse como fruto de esta amistad.
Fué escrito para apoyar a Witt contra los
ambisiosos pastores calvinistas. Perola obra,
planeada primitivamente como simple escrito
político, se elevó al rango de una grandiosa
apologia de la liberdad de pensar y creer,
dentro del Estado libre, frente a las preten-
siones de una Iglesia que combate la auto-
ridad y exige de ella obediencia. Lo más
notable en el libro es la investigación de
los orígenes literarios del Antiguo Testa-
mento, investigación en que Spinoza es uno
de los primeros que aplican a la cuestión los
principios de la' ciencia estricta, anticipando
no pocos de los resultados posteriores de la
critica bíblica. Colócase aqui, esencialmente
en el terreno de su concepción del mundo,
aun cuando calla sus doctrinas mas subver-
sivas y se ajusta en lo posible, incluso en
la expresión, a los modos de ser corrientes
en la época, no por temor, sino por no an-
teponer grandes obstáculos prevíos a la
difusión del escrito, que, dado su objecto,
estaba destinado al gran público.

El ano 1670 pasó a La Haya y desde alli
lanzó al mundo, sin nombre de autor, el
Tratado teologico politico, cuyas opiniones e
intenciones, muy líbres a pesar de todo, no
tardaron en desencadenar tempestades de
indignación. No obstante, el filósofo, prote-
gido por de Witt, nada tuvo que lamentar.
Pocos anos después le infligió el destino el
más rudo golpe que hubo de experimentar
en su edad madura: eI horrible asesinato de
su amigo Jean de Witt por un populacho
irritado. Dificilmente soportó Spinoza esta
prueba. Por dicha, su situación externa no
sufrió alteración a causa del suceso; nadie
le molestó, y ui siquiera perdió su pensión.
Contínuo trabajando trenquilamante en sus
obras, frecuentando pocos amigos y reci-
biendo de vez en cuando la visita de hom-
bres eminentes del extranjero, a cuyos cidos
llegara su gran reputación, nacida en el
entre tanto, como Tschirnhaus y Leibnitz.
Poco a poco pude asi terminar su sistema,
el cual recibió ahora el titulo de Etica, único
que convenia a su contenido. Queria Spi-
noza publicarlo el ano 1675; pero tuvo que
renunciar a su propósito, porque, ante el
rumor de que iba a aparecer un nuevo libro
suyo, los teólogos se mobilizaron contra él
incontinente.


 
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